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Lamenta Gobierno de España fallecimiento del Historiador de La Habana Eusebio Leal (+entrevista de CNN)

El Gobierno de España se ha unido a las múltiples muestras internacionales de reconocimiento póstumo hacia el legado del recién fallecido Historiador de La Habana Eusebio Leal, personalidad que en las últimas décadas desempeñó un rol clave en el rescate del patrimonio de la capital cubana.
Según un reporte de la agencia EFE, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del país ibérico, emitió una nota mediante la que las autoridades españolas expresaron sus condolencias y lamentaron «profundamente» el fallecimiento del Historiador, quien era también diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, máximo órgano legislativo en la isla caribeña.
El mensaje reconoce al Dr. Leal como «protagonista indiscutido del proceso de recuperación y rehabilitación de la capital cubana y su incomparable patrimonio arquitectónico y urbanístico». De igual forma, se destaca el rol de Eusebio en la preservación del legado español en la isla, así como en el fomento de las relaciones bilaterales entre Cuba y España.
Otros organismos e instituciones han dado muestras de respeto ante la muerte de Eusebio, ocurrida este 31 de julio en la capital cubana, como consecuencia de una enfermedad oncológica que durante años afectó al Historiador. La oficina de la UNICEF en La Habana se unió a la tristeza por la pérdida de quien con «su incansable labor promovió espacios educativos y culturales para niños, niñas y adolescentes».
Por su parte, la web oficial de la RAE reseñó el fallecimiento y destacó la labor de Eusebio Leal como miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua desde 1994, donde desempeñó un papel muy relevante como enlace entre el Estado cubano y la institución, además de apoyarla con recursos para su funcionamiento, siempre que pudo.
Tras la muerte del Historiador, en el contexto actual de una economía cubana cada vez más dirigida por funcionarios provenientes del sector militar, muchos observan con preocupación la continuidad de los principios que rigieron la gestión de Eusebio, según la cual, el turismo representó una vía para sostener las intervenciones sobre el patrimonio, la promoción de valores histórico-culturales y el mejoramiento de la habitabilidad de la ciudad.
La partida de Eusebio, como siempre suele suceder cuando muere alguien asociado a la cúpula dirigente de Cuba, ha generado críticas por parte de ciertos sectores del exilio cubano. Algunos de los que dicen haber conocido personalmente al Historiador, no han dudado en acusarlo, mediante las redes sociales, de oportunista, cómplice de sostener económica e ideológicamente a la dictadura e, incluso, se le critica el enriquecerse a costa de su cargo y en perjuicio de propiedades de ciertos pobladores de La Habana. 
Tal vez el futuro pueda arrojar evidencias sobre tales acusaciones. Por lo pronto, los méritos internacionales alcanzados por Leal a lo largo de su vida, parecen sacarlo del descrédito. Eusebio llegó a ser nombrado Miembro Honorario de la Academia de las Artes y las Ciencias de los Estados Unidos, obtuvo varios doctorados honoris causa, fue condecorado con la Medalla Víctor Hugo de la UNESCO, la Orden Nacional de la Legión de Honor de la República Francesa, la Orden Alfonso X, del Reino de España, así como con muchos otros reconocimientos tanto en Cuba como en Latinoamérica.   
Leal, quien contaba con 77 años en el momento de su deceso, fue en su juventud discípulo de Emilio Roig Leuchsenring (1889 - 1964), quien lo ayudó a conducir su vocación. Bajo el liderazgo de Eusebio, la Oficina del Historiador inició un proceso de ampliación de sus responsabilidades, prestando gran prioridad a la gestión del acervo arquitectónico, histórico e inmaterial de la capital cubana, uno de los primeros asentamientos fundados por los europeos en América, incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1982.
A partir de los años 90, el reordenamiento de las competencias de la Oficina siguió incrementándose, gracias a la capacidad de gestión de Eusebio y a su poder de influencia sobre las autoridades de la isla, a quienes convenció, en medio de la crisis económica por la desaparición de la URSS, sobre la posibilidad de salvar La Habana Vieja con fórmulas poco ortodoxas, en relación con el tipo de economía socialista imperante hasta ese entonces en Cuba, con predominio del centralismo, la planificación estatal y la ausencia de empresas privadas o mixtas. 
El nuevo modelo de intervención abogaba por una mayor autogestión y autonomía de la Oficina del Historiador para la obtención de divisas aportadas por el turismo internacional, en teoría, sin pasar a un segundo plano el componente social y el valor cultural del patrimonio habanero.
Aunque el rescate de La Habana Vieja representa una misión titánica que ocupará a los cubanos durante décadas, no pocos especialistas consideran que lo logrado gracias a la gestión de Leal, ha permitido convertir a la capital cubana en referencia para numerosos países subdesarrollados. La dimensión social y humana en la conservación del patrimonio, ha catapultado -según los expertos- la obra de Eusebio desde las piedras del pasado, a la cotidianidad de los habaneros, todavía seriamente afectados con frecuencia por las deplorables condiciones de vida que impone la situación económica de la mayor de Las Antillas.
Cuentan quienes conocieron al recientemente fallecido Historiador que, sin ocultar su militancia en favor del sistema político prevaleciente en la isla, se destacó además por su transparencia y sinceridad en la defensa de sus convicciones, frente a sectarismos, incomprensiones y maniqueísmos propios del proceso de construcción del socialismo cubano. Tal actitud no solo se hizo patente en relación con decisiones que perjudicaban la gestión del patrimonio, sino también con respecto a temas como la postura que el oficialismo mantuvo durante décadas frente a las prácticas religiosas. Eusebio en lo personal jamás renunció a sus creencias católicas, ni siquiera en la época en que el castrismo confinó la religión al ámbito doméstico, por considerarla incompatible con el materialismo dialéctico y por tanto, con el marxismo-leninismo.
Además, el difunto Historiador de La Habana se pronunció en varias ocasiones en favor de reivindicar lo positivo del período prerrevolucionario, en especial de la etapa comprendida entre 1902 y 1959, época republicana que el discurso oficialista de la isla tiende a mostrar casi siempre sin matices, según señalan cubanos críticos con la realidad de su nación. De igual manera, Eusebio mantuvo posturas avanzadas con respecto a la defensa de los derechos LGTB y en la reconciliación de la nación con su diáspora.  

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