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Iluminado por el monarca de las Eolias

Crónicas y consejos sobre mi viaje a las Islas Eolias en 2023, como parte de un recorrido más amplio alrededor de Sicilia, Italia.

El volcán Estrómboli, uno de los pocos que permanece perennemente activo en nuestro planeta, pudiera considerarse un incómodo vecino. Para los residentes que comparten la misma isla con semejante titán es como vivir con un tumor gigante en la espalda. Una verruga que un día puede crecer y abarcarlo todo con sus metástasis incendiarias.

Los lugareños están advertidos. Desde que aquella ínsula tiene memoria, los más viejos han legado a las más nuevas generaciones el secreto de la paciencia que demanda vivir con un volcán como sombra. No queda otra que ser paciente cuando te ves obligado a reconstruir, una y otra vez a lo largo de los siglos, aquello que te rodea, después de la devastación provocada por el más colérico de los moradores de tu propio vecindario.

Por eso, la gente en aquellos lares sigue adelante con sus vidas, ajustándolas a las demandas del coloso, el cual se encuentra escoltado por una pequeña villa. Mientras el volcán está en paz apenas se escuchan sus rugidos. Casi cada noche muestra sus llamas en la cima, como un espectáculo. El ocaso hace correr el telón. Los turistas contemplan desde botes, como en un anfiteatro sobre olas, el regurgitar incandescente del gigante que cuando está de buenas, lo más serio que hará será arrojar directamente su lava al mar, por la parte de la isla opuesta a donde se encuentra el villorrio.

No obstante, la historia recoge grandes momentos de ira de la mole volcánica. En 1930 grandes bloques provenientes de las entrañas del mundo destruyeron casas, a lo que siguió un tsunami de dos metros, igualmente responsable por daños materiales y humanos.


Como para tratar de molestar lo menos posible al volcán, las calles de la villa han sido construidas de manera zigzagueante sobre cuestas, de las que te dejan sin aire en medio de una mundana caminata. Los vehículos automotores con dimensiones normales no pueden circular por la mayoría de tales callejones, los cuales -debido a la estrechez- más que concebidos para el tráfico, parecen corredores por donde un día descendió lava. Para el transporte de bienes y personas los villareños utilizan motocicletas con plataformas de carga en la parte trasera. Hasta la ambulancia del centro comunitario de salud tiene proporciones singulares, como salida de un juego de roles infantil.

Pareciera que los habitantes de la isla de Estrómboli no quisieran hacer enfadar al dios Vulcano, prefiriendo construir todo en miniatura, modestamente, con espíritu austero, como para reservarle a la montaña de fuego lo exclusivo en majestuosidad, entre todo lo existente sobre aquellas tierras. Incluso perteneciendo a la gran Italia y a la Unión Europea, dicen que el abandono de las autoridades es lo que provoca que, en pleno siglo XXI, los pobladores de Estrómboli vivan hoy solamente un poquito mejor que cuando Rosellini rodó su filme en aquellos parajes de mareas rebeldes y playas con arenas negras.

Sí, en la actualidad Booking.com y los fast ferries arrastran hasta dichas latitudes a oleadas de turistas, como soplo de subsistencia. El volcán con su atractivo da vida, como mismo puede destruirla. Mas el ambiente en la isla sigue pareciendo una postal de otro tiempo y ello constituye un encanto adicional para el viajero. 

Sin embargo, no creo que en la apatía gubernamental radique la causa del pintoresco atraso. La cuestión se debe más bien al pacto que los hombres y mujeres de Estrómboli mantienen con su volcán. Ninguna obra humana lo debe desafiar, mucho menos enojar. Todo deberá permanecer dispuesto para ser ofrendado a las llamas, cuando así lo demande el soberano de 924 metros sobre el nivel del mar que impera en la más septentrional de las Islas Eolias.

✈ Recomendaciones para viajeros 🌎

  •  La forma más fácil y económica para viajar a las Islas Eolias es desde el puerto de la ciudad de Milazzo, donde existe una flota de catamaranes con varios viajes diarios a las diferentes ínsulas.
  • Si viaja en coche por Sicilia y decide viajar a las Islas Eolias, puede dejar su auto aparcado de forma gratuita en cualquier espacio disponible donde se encuentra la línea azul, paralela al puerto donde se ubica la estación de catamaranes de la compañía Liberty Lines. Sin embargo, para mayor seguridad estacione en un parking privado de los que hay en las inmediaciones de la terminal. 
  • Defina con exactitud a qué isla desea desplazarse y cuánto puede costar pues la información ofrecida en la estación de catamaranes no siempre es fidedigna y puede que le cobren más de lo debido.
  • Las Islas Eolias en general cuenta con escasa infraestructura hotelera. Reserve su hotel antes de desplazarse a cualquiera de las ínsulas, no sea que una vez allá encuentre pocas opciones, a precios exorbitantes. 
  • Si quiere visitar el volcán Estrómboli a la caída de la noche, espere a escuchar diferentes ofertas entre los lugareños que alquilan sus lanchas para ese fin. Algunos cobran más que otros, incluso cuando la comodidad de la embarcación a veces deja mucho que desear. El precio que yo pagué fue 25 euros por persona y la excursión duró unas dos horas.
  • Si quiere visitar más de una isla en el archipiélago de las  Eolias puede hacerlo de manera económica desplazándose en los catamaranes que conectan a estas ínsulas. Tome en cuenta que los horarios son irregulares, de acuerdo a cada destino.

 

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