Varias generaciones de latinoamericanos hemos crecido
escuchando las mágicas canciones de María Elena Walsh, una compositora y
cantante argentina, parte insustituible de la tradición de la poesía cantada de
los pueblos hispanos. Aquí podrás encontrar un documental sobre su vida y
algunas de sus más populares canciones.
«¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya
nos han burlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos
redujeron hasta el apócope [...] Sigamos siendo dueños de algo que nos
pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que
parece [...] La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos,
credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera
donde se debate nuestro discriminado signo [...] La eñe también es gente.» (María Elena Walsh, declaraciones al diario La Nación)
«Una tarde sentí que el corazón se me arrugaba como un
orejón al divisar entre la multitud paseandera a un señor alto y corpulento
cuyos versos venerábamos y a quien conocíamos por fotos. Ahí nomás lo paré y le
regalé el librito. Me invitó a pasar a una oficinita en el pasaje Buemes y se
puso a leer el libro detenidamente. Por fin dijo: ‘¡Es fenomenal!’ Ese señor se llamaba Pablo Neruda.» (María Elena Walsh)
«Cada día tenía
que inventarme coraje para enfrentarlo, repasar mi insignificancia, cubrirme de
una desdicha que hoy me rebela. Me sentía averiguada y condenada. Suelo evocar
con rencor a la gente que, mayor en mundo, tuvo mi verde destino entre sus
manos y no hizo más que paralizarlo. Con generosa intención, con protectora
conciencia, Juan Ramón me destruía, y no tenía derecho a equivocarse porque él
era Juan Ramón, y yo, nadie. ¿En nombre de qué hay que perdonarlo? En nombre de
lo que él es y significa, más allá del fracaso de una relación.» (María Elena Walsh)
«Yo vivía en el quinto piso de un hotelucho y hasta allí
llegaron los ratones, dispuestos a comer y, sobre todo, a divertise. Comprobé
que los ratones bailan en rodas, se persiguen, chillan o cantan y hasta se
atreven a leer por encima del hombre de la lectora petrificada.»(María Elena Walsh)
«Se afirma
que el folclore es una expresión de la barbarie a la que es necesario mejorar.
Esta jerarquización es una violación por parte de la pedantería culta de la
inocente sabiduría del pueblo.» (María Elena Walsh)
«Uno suele enamorarse de su tierra cuando está lejos. La
patria es querida y añorada como la niñez y quizás por eso, por nostalgia, por
ganas de volver a jugar en mi propio idioma empecé a escribir versos para chicos.
Rascando un poco la guitarra me atreví después a ponerle música.» (María Elena Walsh)
«Nunca pensé que hiciera falta agregar moraleja al final
de una canción, ni decirles a los nenes que se porten bien. Nunca me interesó
ponerme en el papel de madre. Los chicos saben mirar lo que se ve y cerrando
muy bien los ojos verán cómo juegan para ellos todas las personas que viven en
este disco.»(María Elena Walsh)
«Tenía
miedo, un miedo pavoroso, miedo al fracaso, miedo a equivocarme, miedo al
escenario.»(María Elena Walsh)
«Mujermente agobiada de plumeros. Nos arrebatan tiempo
reservado para comprar una porción de sueños, en la suma de los pañales y el
tintineo de los desayunos, en repetidas dosis de mercado y en la elaboración
del miedo, se nos va, se nos va el latido que dedicábamos a la locura y los que
calzan sombra masculina, heredado poder, cómodo imperio, ordenan nuestra humana
servidumbre, mientras se ponen seriamente a fabricar los tajos de la guerra, el
obstinado pan del sufrimiento.»(María Elena Walsh)
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