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🎸🤘🎼🎵Pentagramas del mundo hispano: la musa latinoamericana de la música para niños

Varias generaciones de latinoamericanos hemos crecido escuchando las mágicas canciones de María Elena Walsh, una compositora y cantante argentina, parte insustituible de la tradición de la poesía cantada de los pueblos hispanos. Aquí podrás encontrar un documental sobre su vida y algunas de sus más populares canciones.
El documental que podrás ver al final de esta página se encuentra realizado y producido por Ernesto Ardito y Virna Molina. Las citas que a continuación encabezan las diferentes canciones de María Elena Walsh fueron tomadas de ese corto audiovisual, pero también de otras fuentes.
«¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han burlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta el apócope [...] Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece [...] La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera donde se debate nuestro discriminado signo [...] La eñe también es gente (María Elena Walsh, declaraciones al diario La Nación)
«Mi padre jugaba mucho con esas cancioncitas, con esos versos ingleses. Nos hacía jugar y cantar rimas. Quizá, tuve necesidad de recrear ese mundo. Cuando investigué más sobre poesía popular para niños ingleses, descubro que tenían una capacidad de juego y de disparate que había muy poca para nuestros niños. Quise recrear en nuestro idioma estos versos ingleses.» (María Elena Walsh)
«Una tarde sentí que el corazón se me arrugaba como un orejón al divisar entre la multitud paseandera a un señor alto y corpulento cuyos versos venerábamos y a quien conocíamos por fotos. Ahí nomás lo paré y le regalé el librito. Me invitó a pasar a una oficinita en el pasaje Buemes y se puso a leer el libro detenidamente. Por fin dijo: ‘¡Es fenomenal!’ Ese señor se llamaba Pablo Neruda.» (María Elena Walsh)

«Cada día tenía que inventarme coraje para enfrentarlo, repasar mi insignificancia, cubrirme de una desdicha que hoy me rebela. Me sentía averiguada y condenada. Suelo evocar con rencor a la gente que, mayor en mundo, tuvo mi verde destino entre sus manos y no hizo más que paralizarlo. Con generosa intención, con protectora conciencia, Juan Ramón me destruía, y no tenía derecho a equivocarse porque él era Juan Ramón, y yo, nadie. ¿En nombre de qué hay que perdonarlo? En nombre de lo que él es y significa, más allá del fracaso de una relación.» (María Elena Walsh)
«Yo vivía en el quinto piso de un hotelucho y hasta allí llegaron los ratones, dispuestos a comer y, sobre todo, a divertise. Comprobé que los ratones bailan en rodas, se persiguen, chillan o cantan y hasta se atreven a leer por encima del hombre de la lectora petrificada.»(María Elena Walsh)
«Se afirma que el folclore es una expresión de la barbarie a la que es necesario mejorar. Esta jerarquización es una violación por parte de la pedantería culta de la inocente sabiduría del pueblo.» (María Elena Walsh)
«Uno suele enamorarse de su tierra cuando está lejos. La patria es querida y añorada como la niñez y quizás por eso, por nostalgia, por ganas de volver a jugar en mi propio idioma empecé a escribir versos para chicos. Rascando un poco la guitarra me atreví después a ponerle música.» (María Elena Walsh)                                                                   
«Nunca pensé que hiciera falta agregar moraleja al final de una canción, ni decirles a los nenes que se porten bien. Nunca me interesó ponerme en el papel de madre. Los chicos saben mirar lo que se ve y cerrando muy bien los ojos verán cómo juegan para ellos todas las personas que viven en este disco.»(María Elena Walsh)
«Tenía miedo, un miedo pavoroso, miedo al fracaso, miedo a equivocarme, miedo al escenario.»(María Elena Walsh)
«Mujermente agobiada de plumeros. Nos arrebatan tiempo reservado para comprar una porción de sueños, en la suma de los pañales y el tintineo de los desayunos, en repetidas dosis de mercado y en la elaboración del miedo, se nos va, se nos va el latido que dedicábamos a la locura y los que calzan sombra masculina, heredado poder, cómodo imperio, ordenan nuestra humana servidumbre, mientras se ponen seriamente a fabricar los tajos de la guerra, el obstinado pan del sufrimiento.»(María Elena Walsh)

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