Aquí puedes aprender a maquillarte como la Catrina, uno
de los iconos actuales de la cultura popular mexicana que podría ser bastante original
y transgresor para el próximo Halloween.
Ya sé que son dos celebraciones distintas. Los países
anglosajones celebran cada 31 de octubre su Halloween, bastante extendido como consecuencia de la
industria cultural globalizada dominada principalmente por Estados Unidos. Dicen que la práctica se encuentra
asociada a la tradición celta.
Por su parte, el Día de Muertos es una pintoresca
celebración popular mexicana, cada vez más internacional, que se encuentra
asociada al Día de los Fieles Difuntos del calendario católico, pero que va más
allá, sumergiendo sus raíces en prácticas prehispánicas, asociadas con la forma
en que los antiguos teotihuacanos, mexicas y aztecas concebían la muerte, así
como el paso de los fallecidos a mundos ultraterrenos.
Incluiría varios tomos una enciclopedia con todas las tradiciones
mexicanas del Día de Muertos, según cada región y etnia de ese país
latinoamericano. La profusión de costumbres para tan señalada fecha no hace más
que evidenciar el arraigo de esta celebración entre los actuales habitantes de
México, quienes no necesitan en esta era de globalización y homogenización identitaria
andar tocando a puertas anglosajonas para mendigar, con trickortreat,
prácticas impuestas ya a casi medio mundo por los medios masivos y el sistema
de consumo capitalista.
El Día de Muertos emana de la autenticidad ancestral y
ello lo mantiene vivo. No por gusto la UNESCO ha declarado esta festividad,
bastante extendida también por Centroamérica y Estados Unidos, como Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad, destacando en el documento declaratorio que esta festividad constituye una obra maestra y una de las representaciones culturales más vivas, así como relevantes de México y del mundo, al tiempo que la clasifica como una de las expresiones más antiguas y con mayor fuerza entre las poblaciones originarias del país. Además, menciona la UNESCO que este encuentro anual entre las personas y la memoria de sus ancestros desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el grupo, en tanto reafirma las identidades colectivas, por lo que su originalidad debe preservarse de prácticas meramente comerciales.
Aunque el Día de Muertos ciertamente no es tan
internacional como el Halloween, sí se me ocurre una forma de aportarle la
marca hispana a la celebración anglosajona. ¿Quién pone en duda que llevar en
Halloween el disfraz de la Catrina o calavera Garbancera mexicana resultaría
bastante original, especialmente si tomamos en cuenta la belleza del maquillaje
y el simbolismo sociocultural de dicha figura?
La Catrina o calavera Garbancera no es un disfraz soso más,
como los de vampiros o zombis que uno puede comprar en cualquier esquina en las
tiendas de eventos. La figura se encuentra cargada de significados para la
sociedad mexicana, representaciones colectivas que nos hablan de la construcción
de la identidad nacional de dicha nación después del período colonial.
Tal período histórico tuvo sus singularidades en cada
territorio latinoamericano, pero al mismo tiempo en todos existieron elementos
comunes como la constante contradicción entre lo autónomo y los modelos legados
por las potencias europeas. Desde esa perspectiva lo representado por la
Catrina excede los límites de lo meramente mexicano para convertirse en una metáfora
de Latinoamérica en la búsqueda de su propia originalidad. Semejante metáfora se
encuentra legitimada por la creatividad de Diego Rivera, como uno de los pinceles
que identifican a la tradición pictórica latinoamericana a nivel mundial.
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