Borges, la esencia de la poesía y su relación con la realidad
En tiempos difíciles, no hay mejor almohada que la poesía.
Por eso, en su Día Mundial comparto este audio original de una conferencia
donde el gran Jorge Luis Borges intenta acercarse a la naturaleza de ese género
que ha unido a la humanidad por siglos, en diversas lenguas y desde
diferentes culturas.
Cada 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía, desde que la Unesco lo proclamara durante su 30 sesión, celebrada en París en 1990. Se eligió esta fecha por ser el primer día de la primavera, estación ampliamente inspiradora para poetas y juglares a lo largo de la historia. La lengua castellana cuenta con una rica tradición de voces
que han alcanzado la universalidad desde los versos. La lista completa de poetas,
tanto de España como de Hispanoamérica, sería agobiantemente interminable para los
simples propósitos de la presente reseña: Quevedo (España), Teresa de Ávila (España),
Sor Juana Inés de la Cruz (México), José de Espronceda (España), José María
Heredia (Cuba), José Martí (Cuba), Rubén Darío (Nicaragua), Federico García
Lorca (España), Miguel Hernández (España), Rafael Alberti (España), Gabriela
Mistral (Chile), César Vallejo (Perú), Delmira Agustini (Uruguay), Alfonsina
Storni (Argentina), Antonio Machado (España), Nicolás Guillén (Cuba), Alejandra Pizarnik (Argentina), Roque
Dalton (Salvador), Eliseo Diego (Cuba), Juana Ibarbourou (Uruguay), Miguel Ángel
Asturias (Guatemala), Dulce María Loynaz (Cuba), Mario Benedetti (Uruguay), Nicanor Parra (Chile), Violeta
Parra (Chile)…
Muchos de nuestros más grandes bardos han tratado de atrapar
la esencia de la poesía, tarea imposible como cualquier misión que intenta asir
lo que viene de la profundidad del alma de cada individuo, pero que al mismo
tiempo lleva en su genética, si es verdaderamente auténtica, el misterio de
poder hipnotizar a otros seres al ver la luz.
Así, el romántico Gustavo Adolfo Bécquer (España) nos dejó
esa definición en versos que durante tantas generaciones no ha parado de rodar.
Otro escritor, Vicente Aleixandre (España), contó una vez que había llegado a la poesía de manera tardía y gracias al que él mismo consideraba como el primer gran poeta de su vida, su mayor descubrimiento: Rubén Darío. Aleixandre terminaría convirtiéndose, gracias a la influencia temprana del nicaragüense, en uno de los creadores líricos españoles más importantes del siglo XX y en una entrevista nos dejó la definición del espíritu que, en su opinión, habita tras todo hecho poético:
«Cada
poeta tiene un modo de definir la poesía. Yo la he definido de un modo general,
diciendo que poesía es comunicación porque la poesía para mí es siempre algo
que supone la presencia del otro. El poeta no escribe para sí mismo, aunque lo
hace y lo parezca. La escritura supone siempre la presencia tácita de por lo
menos otra persona, un lector, al cual nos dirigimos porque si no nos dirigiéramos
a él, naturalmente no escribiríamos porque nosotros estamos queriendo
comunicar, sencillamente expresar lo que nosotros forjamos con nuestro arte
literario».
El entendimiento humano constituye la suprema meta de la
poesía que, antes que nada, es comunicación y aspiración a la dicha sobre la Tierra.
De esa forma, Pablo Neruda (Chile), Premio
Nobel de Literatura 1971, definió el misterio de la palabra convertida en verso
que desde tiempos inmemoriales ha mantenido encendida la llama del goce estético
y los sentimientos entre hombres y pueblos. Como puede apreciarse en el audio original, el escritor chileno compartió su concepción acerca de la poesía y sobre
la misión de la expresión poética en el mundo, durante una intervención especial
realizada en la sede de las Naciones Unidas en 1972, donde leyó dos de sus textos,
frente a representantes de todos los países.
Sin embargo, entre todos los acercamientos de los poetas
hispanos a la voluble esencia de lo poético, a mí me gusta mucho la siguiente charla
que el gran poeta argentino Jorge Luis Borges (Argentina) impartiera en 1977,
como parte de un ciclo de siete conferencias desarrolladas en el Teatro Coliseo
de Buenos Aires. Dichas intervenciones pasarían luego al libro Siete noches,
el que llegaría a ser considerado por el propio Borges como su testamento, en
tanto tocaba temas que siempre le habían obsesionado desde el punto de vista
literario y existencial.
Jorge Luis Borges (1899-1986) se encuentra considerado
uno de los escritores más destacados de la literatura hispanoamericana y
universal, creador de obras como Ficciones y El Alpeh. Su
literatura es tomada por algunos especialistas como el punto de partida del
famoso realismo-mágico. Particularmente, en la poesía borgeana debe destacarse
la influencia de las vanguardias, en especial de ultraísmo, como corriente
literaria que se propuso restituir la metáfora en la esencia del hecho poético.
La vocación literaria de Borges comenzó desde la infancia
con una esmerada educación intrafamiliar y esa devoción hacia la letra escrita
y, en especial, hacia la poesía, fue uno de los sentimientos que el escritor se
encargó de hacer germinar durante su larga vida, entre todos los que le
rodearon.
«Hay personas que sienten escasamente la poesía;
generalmente se dedican a enseñarla. Yo creo sentir la poesía y creo no haberla
enseñado; no he enseñado el amor de tal texto, de tal otro: he enseñado a mis
estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma
de felicidad».
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