Este es el origen de una frase coloquial muy empleada en España y que debes conocer, sin prejuicios ni puritanismos, para usarla en el contexto adecuado, así como para evitarla cuando no sea apropiada.
Según
nos recuerdan las efemérides, un día como hoy, 9 de mayo, pero de 1841,
comienza en España la regencia del General Baldomero Espartero, una figura que
posiblemente no se mencionaría mucho en la cotidianidad de los españoles, de no
ser porque su apellido ha pasado a formar parte de una popular y jocosa frase del
castellano peninsular. Una expresión muy ibérica, puesto que hasta donde
sabemos no se usa en Hispanoamérica.
Baldomero
Espartero fue un importante militar español nacido en Logroño en 1793, quien se
destacó por su rol en episodios históricos como la lucha contra la invasión napoleónica, el conflicto contra el movimiento independentista en el Perú y, muy
en especial, como estratega en la primera guerra carlista, a favor del bando Cristino.
Todo ello le valió honores y glorias con títulos nobiliarios, así como altas
responsabilidades al frente del Estado, entre las que cabe destacar su cargo de
regente durante la minoría de edad de Isabel II.
No
obstante, en la cultura popular española, esta personalidad ha trascendido por
algo más que su encomiable trayectoria, debido a esa ironía de la vida, que con
frecuencia hace que a la gente del pueblo llano le importe menos aquello célebre
relacionado con la política y los títulos de abolengo, que lo risible o caricaturesco
de todo lo vinculado al poder, así como con quienes lo ostentan.
Lo
anterior queda evidenciado con la popular expresión «tener más huevos que el
caballo de Espartero» que no debe extrañarte si te encuentras aprendiendo castellano
en España. La frase puede parecer vulgar porque hace referencia a los
testículos del equino sobre el que se encuentra la imagen alegórica del General
Baldomero en una estatua ecuestre erigida en 1886 en el corazón de Madrid. Sin
embargo, debes tomar en cuenta que los vulgarismos o «tacos» ostentan un lugar
en toda cultura, el cual resulta necesario comprender, para un uso adecuado de
la lengua que se está aprendiendo.
Esto
último cobra mayor relevancia si estamos hablando del español peninsular,
puesto que en España los hablantes por norma general coloquialmente usan con
mayor frecuencia y naturalidad, aquello que, sin embargo, los latinoamericanos en
sus países consideran muchas veces «palabrotas», groserías, y que tratan de
evitar a toda costa, como si de un pecado mortal se tratase. No obstante, la falta
de prejuicios de los españoles con el uso de tacos no debe ser asumida como mero
rasgo prosaico de su identidad colectiva, sino más bien como reflejo del
carácter desenfadado, expresivo, directo y con frecuencia irreverente que
caracteriza a las culturas latinas del Mediterráneo.
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La cultura y la historia de los pueblos tienen su reflejo en la propia lengua de estos. |
Pero
volviendo a la mencionada estatua y, más específicamente, a lo que le cuelga,
debemos decir que, sí, efectivamente, al parecer al escultor Pablo Gibert Roig,
se le fue la musa con las proporciones, dotando al animal de su monumento de ciertos
atributos genitales que no pasaron desapercibidos para el humor popular, el que
hasta nuestros días acuñaría dicha frase, cuando se quiere hacer referencia al
coraje o arrojo de alguien ante un asunto complejo. Por ejemplo, vemos a un
hombre correr en medio de la calle, para salvar a una anciana que iba a ser
atropellada por un coche, pues podemos decir sobre él: «¡tiene más huevos que
el caballo de Espartero!»
Aquí
debemos llamar la atención sobre otra cuestión cultural: debido al trasfondo
patriarcal de las identidades hispanas, en casi todos los países de lengua
castellana la valentía resulta asociada con la virilidad y, en específico, con
los componentes del sistema reproductor masculino. Por supuesto, este lenguaje
machista no se encuentra exento de críticas en nuestros días, más que nada,
porque la historia de España e Hispanoamérica ha dado sobrados ejemplos del arrojo
de la mujer, elemento presente también, más allá de heroínas o
mártires, en las pequeñas proezas de las féminas en la vida cotidiana.
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María Pita, ejemplo de la valentía de la mujer hispana en la defensa de La Coruña. |
A
pesar de lo anterior, «tiene más huevos que el caballo de Espartero» se sigue usando
en el lenguaje menos serio, por ejemplo, entre amigos o en el ámbito familiar. Debes
evitar esta expresión y cualquiera de sus versiones («Tiene los cojones como el
caballo de Espartero», «Le ha echado más huevos que el caballo de Espartero») si
te encuentras en un ambiente culto o más formal, porque te haría quedar muy mal
parado y podrías herir la sensibilidad de alguna fémina.
A
pesar, de lo anterior, es importante aprender no solo el español de los textos
literarios, sino principalmente el de los hablantes de carne y hueso, para
saber reaccionar de la forma adecuada en cada caso. Debido a ello, me alegraría
enormemente si este artículo te sirviera para profundizar en los indisolubles
vínculos de una lengua con la identidad de su pueblo, su historia y su cultura.
Hola. No sabía sobre la historia de esta frase, independientemente de que no soy española, pero llevo 26 años en Barcelona y he oído este dicho muchas veces. Gracias. Saludos.
ResponderEliminarPues me alegra que te hayas enterado con Bitácora.
EliminarMuy interesante.
ResponderEliminarGracias!
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