Gracioso vídeo de la BBC sobre los acentos del español
y la cada vez mayor presencia de estos en Norteamérica.
En Estados Unidos, específicamente, según
datos oficiales de la Oficina de Censo de dicha nación, existen más de 43
millones de individuos que comparten el español como lengua madre. La cifra
puede incrementarse a mediados del presente siglo, hasta convertir la tierra
de Washington y Lincoln, en el segundo país con mayor número de
hispanoparlantes, después de México, territorio que en el presente ostenta ya
la primera posición a nivel global, en cuanto a cantidad de castellanohablantes.
Ahora bien, de la península ibérica a la América española,
viajó un día el castellano, para allá echar raíces por siempre. Sin embargo, luego
volvería a saltar, esta vez hacia Estados Unidos, la tierra que representa -sin
dudas- el futuro de la lengua de Cervantes. Y ya no lo digo solamente basado en
datos estadísticos, sino también sobre la base de juicios cualitativos.
El incremento de la influencia del castellano dentro de
la primera economía mundial, principal centro político del planeta y capital de
la industria cultural, sin dudas puede seguir potenciando nuestra lengua, hasta
posiciones inimaginadas. Para ello, las comunidades de migrantes latinos en
Estados Unidos han jugado un papel muy importante. Hoy la presencia
hispanoamericana se respira en las más variadas esferas de la sociedad
estadounidense
En el arte y la cultura la lista sería interminable: Andy García, Eva Longoria, Gael García Bernal, Salma Hayek, Marc Anthony, Celia Cruz, Sofía Vergara, Benicio del Toro, Ricky Martin, Carlos Santana, Isabel Allende, Jorge Ramos, Cristina Saralegui, Ana María Polo, María Elena Salinas, Selena, Guillermo del Toro, Diego Luna, Don Francisco, Rita Moreno, Rubén Blades, Pitbull, Romeo Santos...
Desde hace décadas las sonoridades latinas se encuentran de moda en la sociedad estadounidense. Los premios Grammy, concebidos principalmente para música en inglés, no podían capitalizar esta preferencia entre el público norteamericano ni el talento de los creadores musicales hispanos. Por ello, desde 2000 existen los Latin GRAMMY's, un evento homólogo al que le sirvió de inspiración, dedicado exclusivamente a la música en español y portugués.
Desde hace años los cantantes más importantes del hemisferio, si se trata de grabar nuevos discos y lazarlos a la audiencia masiva, no miran a Madrid o Barcelona, principales urbes de la antigua metrópolis colonial de la América española, sino a las casas disqueras de Miami, Nueva York o Los Ángeles. Los hispanos en Estados Unidos han sabido hacerse notar además con infinidad de medios de comunicación, empresas editoriales, productoras audiovisuales e instituciones culturales.
Otro ejemplo del impacto de la cultura hispana en Estados Unidos lo constituyó en este 2020, la presentación de Jennifer López junto con Shakira y Bad Bunny, en la Super Bowl LIV, uno de los acontecimientos deportivos anuales más importantes de la nación norteamericana, en cuyo espectáculo de medio tiempo solo habían participado contados artistas latinos anteriormente, tales como Gloria Estefan (1992 y 1999), Arturo Sandoval (1995), Christina Aguilera (2000) y Gustavo Dudamel (2016). Mérito incuestionable para los mencionados artistas presentarse en uno de los eventos de mayor teleaudiencia y atención mediática en Norteamérica, casi siempre reservado para músicos de primer nivel, de la talla de Ella Fitzgerald, Michael Jackson, Diana Ross, Phill Collins, Toni Braxton, Justin Timberlake, Madonna, Beyoncé, Lady Gaga...
Desde hace décadas las sonoridades latinas se encuentran de moda en la sociedad estadounidense. Los premios Grammy, concebidos principalmente para música en inglés, no podían capitalizar esta preferencia entre el público norteamericano ni el talento de los creadores musicales hispanos. Por ello, desde 2000 existen los Latin GRAMMY's, un evento homólogo al que le sirvió de inspiración, dedicado exclusivamente a la música en español y portugués.
Desde hace años los cantantes más importantes del hemisferio, si se trata de grabar nuevos discos y lazarlos a la audiencia masiva, no miran a Madrid o Barcelona, principales urbes de la antigua metrópolis colonial de la América española, sino a las casas disqueras de Miami, Nueva York o Los Ángeles. Los hispanos en Estados Unidos han sabido hacerse notar además con infinidad de medios de comunicación, empresas editoriales, productoras audiovisuales e instituciones culturales.
Otro ejemplo del impacto de la cultura hispana en Estados Unidos lo constituyó en este 2020, la presentación de Jennifer López junto con Shakira y Bad Bunny, en la Super Bowl LIV, uno de los acontecimientos deportivos anuales más importantes de la nación norteamericana, en cuyo espectáculo de medio tiempo solo habían participado contados artistas latinos anteriormente, tales como Gloria Estefan (1992 y 1999), Arturo Sandoval (1995), Christina Aguilera (2000) y Gustavo Dudamel (2016). Mérito incuestionable para los mencionados artistas presentarse en uno de los eventos de mayor teleaudiencia y atención mediática en Norteamérica, casi siempre reservado para músicos de primer nivel, de la talla de Ella Fitzgerald, Michael Jackson, Diana Ross, Phill Collins, Toni Braxton, Justin Timberlake, Madonna, Beyoncé, Lady Gaga...
También habría que mencionar a Mónica Lozano, directora ejecutiva de unas de las mayores corporaciones editoriales
de Estados Unidos, quien estuvo entre los asesores presidenciales durante
la administración de Barack Obama, además de haber sido miembro del consejo de
dirección de la Fundación Rockefeller.
No debemos pasar por alto tampoco al joven empresario Luis von Ahn, nacido en Guatemala, fundador de la internacionalmente popular aplicación Duolingo. Este joven emprendedor ha sido también la cabeza pensante de otros proyectos relacionados con las nuevas tecnologías.
No debemos pasar por alto tampoco al joven empresario Luis von Ahn, nacido en Guatemala, fundador de la internacionalmente popular aplicación Duolingo. Este joven emprendedor ha sido también la cabeza pensante de otros proyectos relacionados con las nuevas tecnologías.
En el mundo de la política, en la pasada campaña electoral,
los latinos contaron con dos precandidatos republicanos a la presidencia:
Marco Rubio y Ted Cruz, ambos de origen cubano, quienes además fungen como senadores. De igual forma, podríamos mencionar a otros políticos y defensores
de los derechos civiles, tales como Robert Menéndez, Sonia Sotomayor, Anthony Romero, Cecilia Muñoz, Loretta y Linda Sánchez,Mario Díaz Balart, Dina Titus, José E. Serrano, Nydia M. de Velázquez, Albio Sires, Gil Cisneros, Verónica Escobar, Ileana Ros, Julián Castro, Ezequiel Cabeza de Vaca...
El voto latino en la política estadounidense es una realidad que pocos se atreven a subestimar en nuestros tiempos, si se trata de elegir quiénes tomarán las riendas de la nación más poderosa del mundo. En las elecciones norteamericanas cada vez resulta más frecuente ver a los canditatos debutar con discursos o frases en español, para enamorar los oídos de sus votantes. Por otro lado, actualmente el 16 por ciento de los miembros de la Cámara de Representantes y el 15 por ciento de los senadores, emplean el castellano, según el último informe de Hispanic Council.
Pero en una sociedad que ha sabido apostar por aprovechar el talento y la diversidad, también podemos encontrar latinos astronautas, como Ellen Ochoa; campeones olímpicos, como Oscar de la Hoya y hasta un ganador del Nobel de Química, como Mario Molina. Lo más importante es que, aunque todas estas personalidades, han sabido integrarse y contribuir con la sociedad estadounidense, pocos han olvidado sus raíces. Ellos, pero también millones de personas sencillas que un día se mudaron a la nación de las oportunidades, llevaron consigo sus identidades y con ellas, su lengua.
El voto latino en la política estadounidense es una realidad que pocos se atreven a subestimar en nuestros tiempos, si se trata de elegir quiénes tomarán las riendas de la nación más poderosa del mundo. En las elecciones norteamericanas cada vez resulta más frecuente ver a los canditatos debutar con discursos o frases en español, para enamorar los oídos de sus votantes. Por otro lado, actualmente el 16 por ciento de los miembros de la Cámara de Representantes y el 15 por ciento de los senadores, emplean el castellano, según el último informe de Hispanic Council.
Pero en una sociedad que ha sabido apostar por aprovechar el talento y la diversidad, también podemos encontrar latinos astronautas, como Ellen Ochoa; campeones olímpicos, como Oscar de la Hoya y hasta un ganador del Nobel de Química, como Mario Molina. Lo más importante es que, aunque todas estas personalidades, han sabido integrarse y contribuir con la sociedad estadounidense, pocos han olvidado sus raíces. Ellos, pero también millones de personas sencillas que un día se mudaron a la nación de las oportunidades, llevaron consigo sus identidades y con ellas, su lengua.
Hoy el español es cada vez más familiar en las calles de
la primera potencia mundial. Y lo más importante: el castellano que se habla en
Estados Unidos no posee un único acento, sino que lleva consigo tantas sonoridades,
como tonalidades pueden tener las pieles de quienes lo hablan.
Constituye una ignorancia, a prueba de paletos que nunca
han salido de sus cuevas, pensar que todos los hispanoamericanos hablan igual.
De forma semejante, resulta errado creer que una lengua pluricéntrica como el
español tiene un dialecto más legítimo que otros. Eso es una falacia, producto
de etnocentrismos o estrategias de marketing para exportar profesores de ELE y
bajar el paro.
Los hispanos en Estados Unidos llevan consigo la
diversidad que caracteriza naturalmente a la lengua de Cervantes, como para callar a quienes se arrogan el derecho de considerarse los herederos exclusivos
de El cantar de mio Cid o Lope de Vega. A esos puritanos oportunistas que
deslegitiman la riqueza de nuestro idioma, la rueda de la historia les terminará
pasando factura, porque el futuro del español está de este lado: en la orilla
de los que reconocemos y defendemos lo diverso.
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