Te invitamos a practicar la comprensión audiovisual con
esta serie documental de Televisión Española (TVE), que nos invita, mediante una
excelente realización, a conocer diferentes naciones del mundo, entre ellas
varias iberoamericanas.
Hoy gozamos de los privilegios de la televisión a la
carta, plataformas al estilo de Netflix y redes sociales audiovisuales como YouTube. Sin embargo, muchos de
los que en en el pasado encontraron en la tele una puerta al mundo, a
veces seguramente extrañarán, como yo, la calidad de aquel medio en décadas
anteriores, cuando ciertamente no se podía presumir de los avances presentes en
la industria audiovisual, aunque sí paradójicamente íbamos sobrados en creatividad,
talento y ganas de hacer cosas distintas.
En contraste con aquellos tiempos, hoy en día me atiborro
haciendo zapping, entre realities, tertulianos de Telecinco y
culebrones como los de Antena 3. Y con TVE, la tele que pagamos todos, ni se
diga: desde hace mucho la competencia frente a las cadenas privadas parece
haberle pasado factura, en especial por la politización de ciertos espacios
como los informativos, de acuerdo con el color ideológico de cada gobierno de
turno.
Echo de menos a muchos de los buenos programas de décadas
anteriores, incluso aquellos producidos cuando en España había una sola cadena
que -sin embargo- con frecuencia podía permitirse exportar sus producciones de
mayor calidad a otros países de Europa e Hispanoamérica.
Creo que entonces, a nivel internacional, primaba
todavía la búsqueda de fórmulas propias, originales, conectadas con la
identidad de la gente en cada país, por encima de la avidez comercial de
nuestros días, cuando los mismos formatos audiovisuales pasan de un país a
otro, como fast food para hacer dinero fácil, aunque te haga polvo el
estómago. Gran Hermano y Sálvame son como el opio del pueblo,
diría Marx de haber vivido en la era de la TV por cable, pero yo que sí soy de esta
época me atrevo afirmar que tales espacios resultan equiparables con comida-chatarra
del espíritu.
Por suerte, ante los dictámenes del mercado y la
publicidad, han sobrevivido programas de buena factura en la tele de hoy. Entre
ellos la serie documental Paraísos cercanos, no constituye un espacio más,
puesto que va dirigida a esa audiencia amante de los programas de viajes, pero
que no se deja engordar por el consejo práctico y directo de cualquier youtuber,
ni por los formatos desechables para usar y tirar, como el de Callejeros
Viajeros o Españoles por el mundo, en el que el espectador
simplemente de manera pasiva deja que lo arrastren entre lo superficial y los
lugares comunes.
Frente a ellos, Paraísos… conserva no solo la
herencia de los programas clásicos de su género, sino que además hereda los ingredientes
de las grandes crónicas de viaje, en las que el disfrute de la audiencia no
puede verse desligado del componente instructivo.
Gracias a un excelente guión,
cada emisión nos invita a conocer diferentes países del mundo, pero no desde el
dato manido, popularizado ya por el turismo de masas de nuestra época, sino desde
la búsqueda de las esencias de los lugares y los pueblos, con una vocación que
pudiéramos catalogar de etnográfica. La combinación del lenguaje poético y la
imagen sugerente van de la mano a la caza de receptores dispuesto a viajar desde
el salón del hogar, con la única condición de activar los sentidos, como boleto
para el recorrido que se propone.
Esta serie documental de TVE comenzó a emitirse por la
televisión pública en 1997 y se ha mantenido en el aire con diferentes
temporadas y repeticiones, bajo la dirección de distintos realizadores como Ina
Rodríguez, Patricia Ferreira, Raúl Alda Esteban y Belén Molinero Montero. La voz
en off con un estilo distintivo, fácil de reconocer entre quienes hemos
seguido el programa durante años, ha corrido a cargo de presentadores como Luis
Alonso Carrasco y José Ángel Juanes Seseña.
La fotografía es otro de los ingredientes principales de Paraísos…
El tratamiento de la imagen se inspira en la estética cinematográfica clásica
de las viejas escuelas de documental. El cuidado en la composición, la búsqueda
de la iluminación sugerente, la caza del detalle preciso, la abundancia de grandes
y medianos planos… Todos estos elementos, junto al trabajo de sonorización y montaje,
permiten entregar productos audiovisuales que logran el objetivo de mostrar el
mundo a aquellos espectadores que tal vez nunca puedan visitar en persona los
sitios mostrados desde la tele.
La serie documental a lo largo de sus más de 60 capítulos
ha dedicado espacios a varias naciones iberoamericanas. Cuba, Chile, Costa
Rica, Ecuador, Madeira, México, Portugal, Puebla y República Dominicana han
sido algunas de las tierras hermanas captadas por el lente-trotamundos del
equipo de realización.
Por el alto valor educativo, por la calidad de
realización, así como por el acercamiento de primera mano a varios de los pueblos de
Iberoamérica, esta serie resulta muy pertinente para trabajar la comprensión audiovisual
en el aula de ELE. Aquí os dejo el enlace donde podréis encontrar de forma
gratuita los diferentes capítulos, a partir de los cuales el profesor puede elaborar
divertidas y originales tareas didácticas.
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