Alejandro Portes es uno de los científicos sociales de
origen hispano de mayor reconocimiento internacional. Su condición de hispano
vertebra su trayectoria vital y casi toda su obra, por la que acaba de recibir el Premio Princesa de Asturias.
Nace en Cuba y sale muy joven como exiliado político hacia Argentina, para pasar luego a EE UU, donde pronto consigue la ciudadanía y luego desarrolla toda su carrera profesional, que culmina en las dos últimas décadas en la Universidad de Princeton. Esa carrera le ha llevado también hasta Miami, la ciudad en la que todo lo hispano, de dentro y de fuera de EE UU, tiene un sitio. En la etapa más reciente ha prodigado también estancias e investigaciones en España.
Nace en Cuba y sale muy joven como exiliado político hacia Argentina, para pasar luego a EE UU, donde pronto consigue la ciudadanía y luego desarrolla toda su carrera profesional, que culmina en las dos últimas décadas en la Universidad de Princeton. Esa carrera le ha llevado también hasta Miami, la ciudad en la que todo lo hispano, de dentro y de fuera de EE UU, tiene un sitio. En la etapa más reciente ha prodigado también estancias e investigaciones en España.
El grueso de su obra puede verse como un cuadro
sociológico de la sociedad global en la que lo hispano es protagonista de algún
modo. Al menos en tres piezas centrales de su obra: las migraciones
internacionales de origen y destino hispano, la relevancia de las comunidades
transnacionales en la formación de ciudades globales y el papel de las
instituciones en el desarrollo económico.
Portes ha ofrecido el mejor retrato sociológico
disponible sobre las segundas generaciones de inmigrantes, tanto en EE UU como
en Europa. Las segundas generaciones son las que permiten hacer un adecuado
balance social de las migraciones. Ese retrato se compone de historias de
integración más que de exclusión. Eso ya es importante, porque prueba que el
balance neto de las migraciones es mucho más positivo que negativo. Pero aún es
más interesante saber que los logros de integración dependen crucialmente de
estos factores: que la inmigración llegue en flujos ordenados y que se componga
de orígenes diversos; que la sociedad receptora evite la segregación
residencial y acepte una asimilación cultural lenta.
Portes es un contribuyente destacado del llamado «giro institucional» en los estudios del desarrollo económico,
protagonizado por economistas como North o Acemoglu. Este giro ha puesto el
acento en las instituciones como factores del crecimiento económico prolongado,
particularmente en algunas instituciones, como las de protección de los
derechos de propiedad, de control de los gobiernos, de reducción de las
desigualdades o de innovación. Portes ha enriquecido la comprensión del
crecimiento en países de Latinoamérica y de Europa del Sur, añadiendo
interesantes desarrollos metodológicos para su análisis empírico.
Sus estudios sobre la ciudad de Miami han mostrado la
doble cara de las migraciones masivas. Tensionan hasta sus límites las costuras
de la sociedad de acogida, pero también posibilitan una inmensa pluralidad de
lazos, identidades e intercambios transnacionales. En el caso de esa ciudad,
las comunidades transnacionales hispanas han sido el vector principal de su
transformación en una ciudad global y de su prosperidad.
La obra de Portes no se ha limitado a esas contribuciones
temáticas al conocimiento social. También es protagonista de la llamada Nueva
Sociología Económica (NSE), un enfoque teórico y aplicado que viene
complementando de manera muy fructífera los análisis propios de la economía.
Ese enfoque, que inició el sociólogo americano Granovetter hace tres décadas,
se apoya en una idea central: los valores, las normas, las redes sociales,
junto a otros muchos mecanismos sociales, son constitutivos de los
comportamientos y las instituciones sociales; no son meras influencias o
limitaciones ajenas a la lógica económica. Puede merecer la pena recordar que
entre los protagonistas más destacados de esta NSE hay también otros sociólogos
hispanos trabajando en los EE UU, como el español Mauro Guillén o la argentina
Viviana Zelizer.
Con Portes, la Fundación Princesa de Asturias ha premiado
ya a siete sociólogos en lo que va de siglo. Una cifra que refleja una prima de
reconocimiento a esta ciencia respecto a otras ciencias sociales, en particular
respecto a la economía, aún cuando ésta es reina indiscutible en los debates y
la orientación de las políticas públicas. Puede que la Fundación y sus jurados
acierten con ese criterio y anticipen algo el signo de los tiempos futuros. Las
demarcaciones tradicionales de las ciencias sociales ya se traspasan con
facilidad y las ciencias "blandas" se hacen más sensibles a los «grandes
asuntos», esos que mejor ayudan a entender las señales del bienestar y el
malestar de este siglo. Otros premios recientes en ciencias sociales han
alcanzado a la filosofía moral y a las humanidades, que comparten con la
sociología esa actitud vigilante sobre lo que más importa en el mundo
contemporáneo.
Alejandro Portes, un premio Princesa para la integración
de los migrantes
El sociólogo Alejandro Portes recibe este 18 de octubre
el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2019. Este galardón
reconoce la gran labor investigadora en los ámbitos de las migraciones
internacionales, la sociología económica, el desarrollo comparativo, la
urbanización de los países en vías de desarrollo y la marginalidad social.
Su trabajo de las últimas cuatro décadas ha ayudado a
conocer y entender la adaptación de los inmigrantes en sus países de destino,
tomando como referencia en 1992 un proyecto a largo plazo: el «Estudio longitudinal de hijos de inmigrantes » (CILS en sus siglas en inglés).
El profesor Portes nace en Cuba en 1944 y realiza sus
estudios a caballo entre La Habana, Buenos Aires, la universidad jesuita
Creighton en Omaha y su doctorado en la Universidad de Wisconsin-Madison. Desde
entonces ha sido profesor de las universidades de Texas, Duke, Johns Hopkins y
Princeton. También fue cofundador del Centro de Migraciones y Desarrollo de
Princeton. Desde 2011 es profesor de la Universidad de Miami y desde 2014,
emérito de Princeton.
Considerado uno de los sociólogos de mayor prestigio
internacional, Portes ha realizado importantes aportes en el ámbito de las
migraciones internacionales. Dos conceptos acuñados por este autor han quedado
incorporados a la literatura sobre integración: el concepto de enclave étnico y
el de asimilación segmentada.
Enclave étnico y asimilación segmentada
Por enclave étnico se entiende la concentración en un
espacio físico –generalmente urbano– de empresas étnicas que emplean una
proporción significativa de trabajadores de la misma minoría y que sirven por
una parte a sus propios mercados étnicos, y por otra a la población general.
Este enclave étnico responde a la articulación de tres factores: las
condiciones de salida, el origen de clase y los contextos de recepción.
La asimilación segmentada, o lo que nosotros podríamos
llamar integración diferenciada, cuando hablamos de la integración de jóvenes
de origen migrante que han nacido en el país de recepción, nos dice que esta
puede tener dos tendencias, una ascendente y otra descendente, dependiendo del
capital humano de los padres, de la estructura familiar y de los contextos de
incorporación. La asimilación ascendente reconoce cómo los hijos e hijas de
inmigrantes se integran a un estilo de vida y a una economía mainstream entre
las clases medias. Podría entenderse como la integración clásica.
Por su parte, la asimilación descendente plantea cómo las
segundas generaciones de una serie de nacionalidades se encontrarían en un
proceso de integración entre las clases más bajas de la estratificación social
y en una permanente situación de pobreza y exclusión. Este modelo ha recibido
serías críticas desde el neoasimilacionismo, pero sin duda es necesario tomarse
en cuenta el concepto de asimilación descendente.
Para un neófito en la materia, si, cuando escuchamos a
Adela Cortina hablar de aporofobia (rechazo al pobre), hacemos dialogar ese
concepto con el modelo de la asimilación segmentada de Portes, lo que nos está
diciendo de manera muy esquemática es que las familias migrantes con un nivel social
y económico bajo tienen muchas posibilidades de que sus hijos se integren desde
un proceso de asimilación descendiente con niveles de renta baja y de mayor
exclusión.
Portes y España
Portes ha desarrollado su carrera e investigaciones
principalmente en Estados Unidos, aunque también en Latinoamérica y España. En
España, de la mano principalmente de los investigadores Rosa Aparicio y Andrés
Tornos (fallecido hace pocos meses) ha desarrollado el proyecto ILSEG «Investigación longitudinal de la segunda generación». Esta investigación importa al caso español la
metodología del estudio CILS, y analiza de manera longitudinal el proceso de
integración de las segundas generaciones desde la perspectiva de la asimilación
segmentada.
Fruto de estas investigaciones, el profesor Portes ha
publicado en nuestro país dentro de la Revista Migraciones del Instituto
Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia
Comillas, tres importantes estudios: «La
educación de los hijos de inmigrantes: efectos contextuales sobre los logros
educativos de la segunda generación», «La asimilación segmentada sobre el terreno: la nueva
segunda generación al inicio de la vida adulta» y « Sin margen de error:
determinantes del éxito entre hijos de inmigrantes crecidos en circunstancias
adversas».
El IUEM, siguiendo la estela de estos estudios, lidera en
la actualidad el proyecto IMMERSE, un Programa Horizon2020 de la Comisión
Europea, con el objetivo principal de una nueva generación de indicadores sobre
la integración y la inclusión socioeducativa de los niños refugiados y
migrantes en Europa. Asimismo, desarrolla el proyecto Integración Social, un
estudio sobre la integración social de población de origen inmigrante en
España, con la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos, y en colaboración
con Cáritas Española.
Para el Profesor Portes «es un doble honor recibir este galardón de un país donde
los inmigrantes y sus hijos han podido en general integrarse y progresar y
cuyas políticas al respecto podrían servir de ejemplo a otros países receptores
de migrantes».
Texto y foto
tomados de La Nueva España.
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