La bachata, género
musical y bailable oriundo de la República Dominicana, se encuentra desde el
2019 dentro de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por
la función sociocultural de este tipo de música como vehículo transmisor de las
identidades caribeñas y latinoamericanas, así como por su popularidad en casi
todos los continentes.
El dictamen fue dado a
conocer durante la Comisión Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio
Cultural Inmaterial, la cual sesionó en Bogotá, Colombia, entre el 9 al 14 de
diciembre de 2019, según CNN en español.
Dicho medio de prensa
reseña cómo en declaración oficial la UNESCO destacaba:
«Para el pueblo
dominicano, la música y el baile de la bachata son expresiones culturales
nativas siempre presentes en las celebraciones de las comunidades o en
reuniones sociales. Por regla general, las letras de la bachata expresan
sentimientos profundos y viscerales de amor, pasión y nostalgia».
Con la inclusión de
este ritmo en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se hace
extensivo el reconocimiento internacional a la música caribeña y
latinoamericana, en general, puesto que la bachata tiene sus orígenes en la
síntesis de elementos del bolero, el son, el chachachá y el merengue, los que
al mismo tiempo constituyen frutos de los diferentes tipos de mestizajes
identitarios ocurridos en la evolución histórica de los pueblos de esta parte
del mundo.
Además, tómese en
cuenta la popularidad de la bachata como uno de los géneros latinoamericanos
más escuchados en el mundo, específicamente en Estados Unidos y Europa, donde desde
hace años la música bailable latina está de moda, en especial si se trata de
amenizar fiestas y eventos multitudinarios. No por gusto desde el año 2000
existen los Premios Grammy Latinos, como máximo intento de la globalizada
industria discográfica estadounidense para sacarle partido a la música latina
como una de las más consumidas a nivel internacional
Porque América Latina no
tendrá un Mozart o un Stravinski, pero su música popular ha alcanzado el trono
en la preferencia del público masivo a nivel global, si hablamos de elegir los
ritmos más afines con los momentos de recreación y ocio de gente con diferentes
idiomas, religiones e ideologías. Muchos hispanoamericanos expresan su orgullo
cuando al viajar por diferentes países y culturas, resultan sorprendidos con
las familiares melodías de sus naciones, incluso en sitios bastante distantes
del planeta.
Por ello se considera
que, más allá de las a veces fundadas críticas contra las letras subidas de
tono, sexistas o chabacanas, la música latina juega un papel muy importante en
la difusión del español, al situarlo en el centro de la popularidad,
especialmente entre los jóvenes alrededor del mundo, todo ello con la variedad
de acento de los pueblos que comparten la lengua de Cervantes.
La bachata es el
segundo género musical dominicano, junto con el merengue desde el 2016, en
pasar a incluir la prestigiosa lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad. Este ritmo, de arraigo puramente popular nació a finales de los años
60 y principios de los 70, del siglo XX, en las áreas marginales de bares y
prostíbulos de Santo Domingo, capital dominicana. Sus letras por lo general presentan
un enorme componente identitario al expresar la pasión y otros sentimientos
amorosos asociados con el temperamento caribeño y latinoamericano en general.
Entre los cantantes más
reconocidos de este género se encuentran Juan Luis Guerra, Romeo Santos y Luis
Vargas.
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